Ha sido diseñado para emplearse como un dispositivo de biofeedback. Es decir, la medición de una respuesta fisiológica y la retroalimentación de ésta al organismo.
Por mi parte hago todo lo posible por mejorar la condición física, emocional, mental y estética de quien se visita bajo el entendido de que esa persona está dispuesta a hacerse corresponsable en el proceso de su mejoría y curación.
Por ello en la primera sesión pido al paciente llenar un pequeño cuestionario que pone en evidencia la relación que mantiene con su cuerpo, así como sus hábitos. No hay duda que la calidad de vida se expresa en la armonía o desequilibrio del cuerpo. Después de ello, previo retiro de todos los metales, reloj y joyas que el visitante trae consigo y de la instalación de arnés en cabeza y electrodos en tobillos y muñecas, se acuesta en la camilla y se dispone a relajarse y sanar.
Del otro lado, ya he puesto mi intención en servirlo y hacer de esa sesión los sesenta minutos mejor aprovechados para que mente y cuerpo se unan con un mismo objetivo: el bienestar pleno.